Este material destaca por su resistencia al calor, oxidación, ozono y a la intemperie. Posee una buena resistividad eléctrica y resistencia a solventes polares, como agua, ácidos, álcalis, ésteres fosfatados y muchas cetonas y alcoholes.
Dada su resistencia al agua, es un material comunmente utilizado en el sector de la fontanería para el sellado de tuberías y sanitarios entre otras aplicaciones. Se aplica también en el sector automovilístico para el sellado con burletes o especialmente en manguitos para el sistema de refrigeración en los vehículos. La construcción es otro de los sectores donde este material es altamente valorado por su alta capacidad de impermeabilización y resistencia a agentes atmosféricos, lo que hace que sea perfecto para aislar y sellar los tejados.